Adarve de la muralla
Reparaciones previas a la declaración de Monumento Nacional
Las intervenciones en el recinto amurallado van orientadas a mantener en uso el conjunto defensivo. Dos serán los tipos de intervenciones que se realicen:
- 1- Refuerzo y robustecimiento de las fortificaciones, mediante la construcción de nuevos baluartes y baterías que potenciasen el carácter defensivo de lienzos, cubos, merlones y puertas. Tres acontecimientos provocarán la continuidad en su función defensiva:
- - Ocupación francesa y Guerra de la Independencia (1809-1812). Por orden del mando militar francés, se construirán garitas y rastrillos, se introducirán baterías en accesos estratégicos y se cegarán accesos (puertas de la Malaventura, de la Santa, del Mariscal y del Carmen). Con la retirada del ejército de ocupación -año 1812-, las defensas construidas por el enemigo serán eliminadas.
- - Durante el bienio liberal (1822-1823) y debido a la inestabilidad general, se tapiarán, de nuevo, algunos accesos.
- - Con las guerras carlistas (1836-1840), se realizarán obras para adaptar el recinto defensivo a las tácticas militares del momento y al nuevo armamento, planificándose fosos con puentes, instalando baterías fortificadas en el exterior de los accesos, reparando el circuito superior de la muralla (merlones, parapetos, aspilleras, …) y tapiando algunos accesos al recinto y restaurando otros. El proyecto es dirigido por José Jesús de la Llave en 1837. En 1841 estas defensas serán eliminadas.
- 1937. José Jesús de la Llave. Proyecto de defensas con motivo de las Guerras Carlistas
- 2- Obras de reparación y mantenimiento. Muy criticadas posteriormente, estas intervenciones van encaminadas al mantenimiento y reparación de la muralla como una cuestión de embellecimiento urbano. Las obras serán financiadas y dirigidas desde el Ayuntamiento, cuyas Ordenanzas Municipales de 1850 hacen referencia a la necesaria reparación de la estructura defensiva. Ante el mal estado general de la muralla, las intervenciones menores serán continuas.
Para preparar la declaración de Monumento Nacional, entre 1875 y 1880, el arquitecto municipal Juan Bautista Lázaro de Diego será el encargado de dirigir una intervención generalizada en la muralla, instando a los vecinos con edificios colindantes que cooperen; el Ayuntamiento se comprometía a reparar los tramos del lienzo que no tenían uso privado. Los criterios seguidos por Lázaro de Diego rompen con las reparaciones puntuales, implantando una concepción global de la estructura. Félix Aranguren seguirá los mismos criterios entre 1880 y 1882.
Las murallas de Ávila declaradas Monumento Nacional
En la segunda mitad del S.XIX, definitivamente, las murallas dejarán de tener un significado militar, pasando a ser consideradas como monumento histórico. Tras una persistente defensa de la muralla por parte de la Corporación municipal, el 24 de marzo de 1884, la muralla es declarada Monumento Nacional, suponiendo el reconocimiento de los valores histórico-artísticos del conjunto monumental, más allá de su función defensiva, y la decidida voluntad de velar por su conservación y restauración, favoreciendo su contemplación.
Este reconocimiento tiene gran relevancia dentro de un contexto global en el que, a pesar de las quejas de círculos intelectuales, se están demoliendo las cercas medievales, en la mayoría de ciudades españolas y europeas, como consecuencia de la promulgación de las leyes de ensanche y saneamiento de las ciudades.
Ávila mantendrá sus defensas, y ello debido a que en la ciudad apenas se había dejado sentir el proceso industrializador, a que el crecimiento demográfico era muy poco significativo y a la falta de recursos económicos para su demolición, pero también al empeño del Ayuntamiento de valorar la muralla como un elemento patrimonial, exponente del pasado de la ciudad.
Con la nueva función contemplativa que adquiere la muralla, y persiguiéndose una visión idealizada del monumento, libre de adosamientos, excepto en los casos de arquitecturas monumentales (catedral y palacios nobles), se implantará una política de derribo de edificios adosados, concentrándose las actuaciones en el lienzo oriental, donde se demolerán, además de otros inmuebles menores, dos edificios históricos. El proceso concluye a principios de los 80 del S.XX con la eliminación del caserío adosado a la muralla entre el cimorro de la catedral y el arco del Alcázar
1928. Pelayo Mas Castañeda
1981. Javier Lumbreras
1- El Alcázar.
Ante el mal estado de conservación del edificio, a mediados del S.XIX se inician los trámites para la demolición de la parte del edificio conocida como “el murallón del cuartel”. El derribo, dirigido por el arquitecto municipal Andrés Hernández callejo, se ejecuta entre finales de 1857 y primeros meses de 1858; la piedra será reutilizada en la construcción de un muro de contención en el terraplén del paseo del Rastro. En 1930 se procede a la demolición definitiva de las partes que aún se habían mantenido del alcázar. Paralelamente se reconstruye el torreón del Homenaje y de la puerta del Alcázar.
1930. Fot. Cámara. Derribo del Alcázar
2- La Alhóndiga.
Tras un largo debate entre quienes defendían su conservación, por tratarse de un edificio histórico, y los que patentaban su demolición, por impedir el libre disfrute del recinto amurallado, este edificio, levantado en el S.XVI, será demolido parcialmente en 1882, consumándose la demolición definitiva en 1888. Se conservará el inmueble que se adosa al cubo meridional de la puerta, que será eliminado en 1927.
1925. Fot. José Mayoral. la demolición definitiva de la Alhondiga se consuma en 1888. El inmueble que se adosa al cubo meridional de la puerta se conserva hasta 1927
3- Iglesia de San Isidoro.
Próxima a la puerta de la Malaventura, esta iglesia románica será desmantelada, reconstruyéndose, en 1877, en el jardín de El Retiro de Madrid.
1884-1985, un siglo de restauraciones
A partir de la declaración como Monumento Nacional, los criterios de intervención resaltarán el valor histórico-artístico y arquitectónico del recinto fortificado, así como su finalidad contemplativa, pasando a estar tutelado el monumento por el Estado, quien se encargará de su mantenimiento y restauración.
Desde los trabajos de Enrique Mª Repullés y Vargas hasta el proyecto global de conservación redactado por Ángel Hernández y Jesús Gascón, son muchos los arquitectos que han intervenido en la muralla abulense, afectando a la totalidad de su trazado. Estos trabajos, al margen de los realizados en cada uno de los flancos del recinto amurallado, supondrán la reposición general de merlones y sillares, y la reparación global del paseo de ronda y de los adarves.
Los arquitectos más significativos que han intervenido en la muralla son:
- - Enrique Mª Repullés y Vargas. Intervendrá, entre las décadas finales del S.XIX y las primeras del S.XX, planteando sus trabajos (arco de San Vicente, lienzo meridional y puerta del Alcázar, Torre del Homenaje) dentro de los criterios historicistas, imperantes en el momento, y entendiendo la restauración como sustitución de materiales y reproducción íntegra de los elementos deteriorados, lo que conllevó a la reconstrucción de elementos desaparecidos o arruinados, incluso a la introducción de otros que, tal vez, nunca existieron.
- 1928. Pelayo Mas Castañeda. En la muralla aún quedan las improntas de los edificios demolidos
- - Emilio Moya Lledós e Ignacio Fiter. Trabajan en la muralla en los años 20-30 del S.XX. Emilio Moyá seguirá el criterio impuesto por Repullés de enlazar las fábricas antiguas con las modernas, disimulando la diferencia cronológica.
- - Anselmo Arenillas Álvarez. Se encarga de los trabajos restauratorios entre 1955 y 1968, siguiendo los mismos criterios restauratorios impuestos por sus predecesores, sin embargo, introducirá nuevos criterios que incidían en preservar la autenticidad histórica y material del monumento, introduciendo, además, preceptos en los que se distinguía entre materiales originales y de nuevo cuño.
- - Ramón González de Vega y Soto, Alberto García Gil, José Miguel Merino de Cáceres, Carlos Lavesa Díaz y José Miguel Sánchez-Monje Milano, se encargan de los trabajos en la muralla en la década de los 70.
- 1976. Restauración lienzo meridional. Arquitectos: José Miguel Merino de Cáceres y José Miguel Sánchez-Monje
- - Eduardo Navarro Parallés, trabajará en el monumento a principios de los 80. Este arquitecto introducirá planteamientos de estricta conservación, rechazando la reconstrucción y entendiendo la muralla como un vestigio arqueológico. Este purismo no prosperó, reponiéndose los merlones, que Navarro se había negado a reconstruir en el lienzo oriental, una década después.
- - A finales del los 80, la actuación más destacada es la dirigida por Ángel Hernández Díaz y Jesús Gascón Bernal, quienes redactarán un proyecto de conservación, mantenimiento y restauración de la muralla a largo plazo y abordando la totalidad de su trazado. Este proyecto pretendía dar respuesta a la diversidad de métodos y criterios que, hasta este momento, se habían aplicado en los trabajos restauratorios.
Ávila, ciudad patrimonio de la Humanidad
Un siglo después de la declaración como Monumento Nacional, se reconocerá el valor excepcional del casco histórico de la ciudad, siendo declarado B.I.C, en la categoría de Conjunto Histórico, por Real Decreto 3940/1982, representando un avance relevante en la protección y conservación de la muralla.
Tres años más tarde, en 1985, la UNESCO declaró a la ciudad de Ávila Patrimonio Cultural Mundial, suponiendo el máximo reconocimiento al valor cultural, artístico e histórico de la ciudad y, en consecuencia, de sus murallas.
1985. Declaración de Ávila Patrimonio Cultural Mundial. Custodiado en el Ayuntamiento de Ávila