Recinto cerrado
con torres y almenas.
Por fuera el espacio
por dentro la piedra.
Por las nueve puertas
de nuestra muralla,
se sale y se entra.
Se sale al espacio infinito,
de nubes, de campos, de ríos.
Se entra al recinto granítico,
de calles, palacios, iglesias.
Fuera el espacio abierto.
Dentro el recinto íntimo.
Antaño, el espacio murado
guardaba celoso a sus hijos.
Ahora nos queda el recuerdo
sellado con piedras de nichos.
Torres entalladas,
merlones y almenas,
cercan el recinto,
apoyado en piedras.
Hubo nueve puertas
de hierro o madera
que cerraban herméticamente
la ciudad guerrera.
Hoy no existen puertas,
la ciudad se ha abierto
a una vida nueva,
con gentes venidas de lejos,
con gentes de esta misma tierra.
Ávila se abre en sus nueve puertas;
al norte Castilla su enseña,
al este, amanece siempre
a la vida nueva,
en el mediodia,
los señeros rios de su geografía,
Ávila se extiende
hacía la solana de la tierra fría,
y ya en el oeste
el tajo que el río nos deja
hizo poner puentes
en su misma cerca,
para que vinieran
gentes de aquí mismo,
o tambien de lejos,
que Ávila es bandera
de cristianos, moros, judíos
en tierra mudejar.
María Teresa Calvo Jiménez