Recorrido a todo el perímetro de la muralla
Los visitantes de la ciudad de Ávila no siempre realizan el recorrido por la totalidad de las murallas. También es lógico porque se trata de un “paseo” de cerca de tres kilómetros. Sin embargo, lo recomendamos, merece la pena para apreciarla en toda su grandeza y por el descubrimiento que se hace de lugares pintorescos no tan conocidos.
La muralla puede recorrerse en todo su perímetro al exterior. Al interior, resulta más complejo ya que hay amplias zonas de la base que están integradas en recintos privados o públicos. El recorrido que permite obtener una perspectiva más completa es el que se efectúa por el adarve (parte superior), estando abierto al público unos 1.700 metros del mismo y restando por habilitar la totalidad del lienzo sur.
Puedes iniciar tu recorrido como quieras y donde quieras pero una buena opción para abarcar toda la defensa, es comenzar en el nombrado Torreón 1 que no es otro que el Cimorro o cabecera de la catedral.
Pulsa sobre el tramo de la muralla del que deseas obtener información.
Tramo I. Entre el Cimorro de la Catedral y el Cubo de la Mula
Este tramo está orientado hacia el este, la zona más accesible al extenderse por los alrededores un llano. Por ello, hubo que reforzar especialmente este lienzo dotándolo de torreones de unos 15 metros de altura y unas enormes defensas en las puertas de acceso.
El gran ábside de la Catedral (conocido como Cimorro) es un caso único de la arquitectura militar y religiosa al integrar la cabecera de una seo en una cerca defensiva. En realidad, la actual catedral sustituyó a otra previa y su ampliación implicó eliminar un torreón de la muralla. Para no restar empaque a la defensa, se forró el ábside, ocultando los absidiolos o pequeñas capillas.
Ortofoto Cimorro de la Catedral | Escudo en la fachada de la Puerta del Peso de la Harina |
Fruto de estas remodelaciones, se abrió la Puerta del Peso de la Harina (allí se guardó durante siglos el Pote de Ávila, un recipiente que regulaba el peso del grano que se introducía en la ciudad), de los Leales o de la Catedral, la única adintelada de todo el recinto. También se la conoce como de las Carnicerías porque, durante siglos, hubo un establecimiento de este tipo en la edificación anexa. Hoy en día, esta antigua carnicería (edificio del S.XVI) está ocupada por una amplia y moderna Oficina de Turismo y, desde allí, es posible acceder al adarve para iniciar la visita a la muralla desde el paseo de ronda.
A continuación, observas la única edificación adosada al exterior de la muralla de todo el recinto, aparte de la propia antigua carnicería: en la Casa de la Misericordia (con un grupo escultórico en el que San Martín parte su capa para entregársela a un pobre) se repartían alimentos para los pobres.
Jardín de Prisciliano. Planta final de la excavación
Oficina de Turismo en Casa de las Carnicerías |
Jardín de San Vicente desde el Adarve |
A partir del torreón 4 hasta la Puerta de San Vicente, la muralla traza un curioso sesgo circular que rompe la forma rectangular del recinto murado. Aún no se conoce la explicación de ello.
Lo más curioso de este tramo, integrado en el denominado Jardín de San Vicente, es la reutilización de muchas piedras de origen romano. Se cree que en los alrededores se localizaba la necrópolis, el cementerio, de esta época. Cuando se recrecen las murallas, no hay escrúpulo en desmantelar las tumbas y por ello aprecias:
- - Cistas (sillares con orificios tallados en el centro donde se enterraban las cenizas).
- - Estelas (se dispondrían sobre las tumbas y cuentan con inscripciones).
- - Verracos (tumbas zoomorfas).
- - Numerosos sillares de granito gris, principalmente dispuestos en la base, con pequeños orificios que servían para su extracción en cantera.
Ortofoto de Casa de las Carnicerías y Casa de Misericordia | Interior de la Puerta del Peso de la Harina |
Se considera que esta zona tuvo ocupación ya en época romana y desde entonces, ha estado habitada ininterrumpidamente. Y como testigo patente de ello allí se localiza el Jardín de Prisciliano. En el tramo existente entre los cubos 7 y 8, se han mantenido restos constructivos de edificaciones residenciales (viviendas romanas), productivas (hornos datados entre los siglos I y IV) y militares (refuerzos de la muralla como la barbacana o el revellín de Época Moderna). Allí se dispone una original señalización que nos informa de todo lo que se puede visualizar en este jardín-arqueológico.
La Puerta de San Vicente es una monumental puerta, dotada de unos potentísimos torreones que flanquean el acceso. Un verraco “in situ” y uno desplazado permiten considerar que pudo tener este tipo de esculturas a ambos flancos. Después se alzaron dos torres mayores cuadrangulares que, más tarde, fueron forradas por el actual cubo semicircular.
Avanzando hacia el norte, alcanzamos el torreón del vértice del recinto de la muralla, dejando a un lado la parada del tren turístico que recorre el casco histórico de Ávila. Se trata del Cubo de la Mula que forma el vértice noreste de la muralla y recibe su nombre por tener embutido en su alzado, un verraco, sobresaliendo la testuz del mismo y que fue asociado a un équido cuando, realmente, representaría un bóvido o vaca. Y es que la tradición dice que aquí fue enterrada la mula que trajo, de forma espontánea, los restos de San Pedro del Barco hasta la Basílica de San Vicente (ver aptado Leyendas).
Si realizas el recorrido por el adarve, podrás apreciar como existen edificaciones adosadas a la muralla aunque predominan los patios y corrales ya que, durante siglos, estuvo prohibido el adosar edificaciones. Actualmente se mantiene esta prescripción. De lo que puedes apreciar, destaca la existencia de El Episcopio, un edificio románico dedicado a sala de exposiciones y conferencias. En este gran espacio se situaba el antiguo Palacio Episcopal y, sobre parte de él, se levanta la actual Biblioteca Pública.
Tramo II. Entre el Cubo de la Mula y la Puerta del Carmen
Doblando el cubo, conseguimos una perspectiva de la muralla que resulta muy peculiar, una de las imágenes más características de la misma por la sucesión rítmica de los torreones y la inexistencia de construcciones en su entorno inmediato.
En este extremo puedes apreciar a la perfección como la muralla se va adaptando al relieve existente aunque debes imaginar como, a lo largo de los siglos, se fue depositando una gran cantidad de tierra y escombros a los pies de la defensa por lo que contaría con un alzado algo más impresionante.
La denominada Puerta del Mariscal (recibe ese nombre en recuerdo de Álvaro Dávila, mariscal de rey Juan II de Castilla, que subvencionó su construcción) es una puerta mucho más discreta que las existentes en el tramo oriental, formada por un arco sin que los torreones que lo circundan hayan sido dotados de un especial empaque. Por su parte, la Puerta del Carmen corresponde a una entrada en claro esviaje. Esto quiere decir que, para acceder desde el exterior, se debe efectuar un viraje, impidiendo que se pueda encauzar de una forma recta. Se trata de una fórmula muy utilizada en la arquitectura militar musulmana y garantizaba una mejor defensa al impedir un ataque frontal. También se diferencia de otros accesos porque los torreones que lo circundan tienen planta cuadrada.
Ortofoto del Arco del Carmen |
Ortofoto del Arco del Mariscal |
Esta Puerta recibe su nombre porque allí se adosaba un convento carmelita, después Cárcel Provincial, sobre cuyos restos se ha levantado el actual Archivo Histórico Provincial. El vestigio más reconocible de aquel conjunto conventual es la espadaña de ladrillo, mil veces fotografiada por los espectaculares nidos de cigüeña que allí se asientan.
La espadaña del Carmen
La intervención arqueológica llevada a cabo en esta puerta permitió comprobar como uno de los torreones de la puerta se había concebido hueco, con revoco al interior y que, después, fue colmatado. Se trata del único de todo el recinto murado en el que se ha comprobado esta circunstancia. Actualmente esta torre sirve de acceso (sólo de salida) al adarve de la muralla y cuenta con un coqueto espacio expositivo.
Al interior de la Puerta se sitúan las Bóvedas del Carmen, las antiguas caballerizas del Palacio de los Vela, espacio habilitado como depósito de piezas arqueológicas halladas en diversos puntos de la capital y que merece ser incluido en nuestra visita.
Recorrer este tramo por el adarve permite observar una serie de patios y jardines pertenecientes a grandes recintos palaciegos que se concentran, principalmente, en este extremo norte de la ciudad. En realidad, destacan dos de ellos: el Palacio de los Sofraga situado en la esquina entre el lienzo norte y el oriental y el Palacio de los Águila que en breve albergará una sede del Museo del Prado. A continuación, el Palacio de los Bracamonte, actual Servicio Territorial de Cultura y, justo antes de la Puerta del Carmen, el Palacio de Juan de Henao, habilitado como Parador Nacional.
La espadaña del Carmen con el tramo III al fondo
Tramo III. Entre la Puerta del Carmen y el Cubo de San Segundo
También en este tramo, se aprecia una sucesión bastante homogénea de cubos que ganan en magnificencia al extenderse unas pendientes pronunciadas, hoy ajardinadas, a sus pies. Hay que imaginar que aún serían más escarpadas y que se han suavizado con la deposición de tierras con el paso de los siglos. Estas pendientes se convierten, para cientos de abulenses, en improvisadas pistas de descenso en trineo cuando la nieve hace acto de presencia.
Vista nocturna del Tramo III
Desde el adarve, apreciamos como desaparecen los grandes conjuntos palaciegos y se suceden edificaciones de tipo de popular con sus patios orientados hacia la cerca. Desde época medieval parece que esta zona estuvo ocupada por este tipo de poblamiento en el que las edificaciones eran de porte bajo y la población de extracción humilde, alternadas con zonas artesanales. De hecho, restan y se encuentran abiertos al público, unos hornos cerámicos medievales localizados en la Calle San Segundo de cronología postmedieval con una muestra en la que se hace un interesante repaso a la historia de la cerámica.
Tramo III desde Los 4 Postes
Y hacia el exterior, el contrapunto contemporáneo al recinto amurallado con el Palacio de Congresos Lienzo Norte, la obra de mayor envergadura acometida para la creación de una oferta cultural de calidad.
Palacio de Exposiciones desde el adarve
Tramo IV. Entre el cubo 41 y el Cubo de la Malaventura
El cubo 41 o de San Segundo (denominado así por orientarse hacia la Ermita de San Segundo) rompe la orientación norte-sur de los torreones del lienzo norte de una forma brusca por lo que da la impresión de una cierta “desubicación”. Todo este frente occidental se vuelca hacia el río Adaja y este cauce debió ser un elemento defensivo más ya que impedía un acceso cómodo a los posibles atacantes.
El recorrido por la base de la muralla permite apreciar hitos del patrimonio abulense tan característicos como el antiguo puente (conocido como puente romano), el palomar (hoy albergue de peregrinos que realizan el Camino de Santiago) o las tenerías (lugar en el que se curtían pieles en la Edad Media). Y por supuesto, la Ermita de San Segundo, una coqueta ermita románica con advocación al patrón de la ciudad y donde se acude en romería el día 2 de Mayo.
La ermita de San Segundo
El desnivel existente en el interior de la muralla, desde la zona de la catedral hasta esta zona más baja, hacía que hubiese verdaderos regatos que desembocaban en esta zona más baja. Testimonio de ello es la arqueta que puedes observar al pie de la muralla, estructura que alberga una fuente antigua.
La Puerta del Puente no tiene un porte tan imponente como las del frente oriental pero tuvo una singular importancia al servir de acceso a la ciudad para todos aquellos que llegaban a Ávila desde el oeste, por donde se extiende buena parte de la comarca natural de la capital. Entre los S.XV y XVI sufrió una fuerte remodelación que dejó mimetizada la primitiva portada medieval que aún puedes apreciar si te sitúas justamente en el centro de la puerta.
Ortofoto de la Puerta del río Adaja
A partir de la puerta, la muralla va ascendiendo ligeramente hasta alcanzar el vértice suroccidental o Cubo de la Malaventura.
Cubo de la Malaventura
Hacia el interior, se suceden grandes espacios sin urbanizar, jardines de un par de propiedades y, tan sólo, algunas pequeñas construcciones residenciales en el entorno de la puerta. En el primer tramo se localiza un nuevo acceso al adarve, éste habilitado con rampas y ascensor para personas con movilidad reducida. También allí encontrarás un punto de información digital.
Aún no está habilitado la totalidad de este tramo para su visita desde el adarve.
Tramo V. Del cubo 53 a la Puerta de la Santa
En todo este tramo se observa como la cerca se encuentra cimentada sobre afloramientos rocosos que tienen su aspecto más imponente en el Cubo 53 o de la Malaventura.
Tramo IV con el Valle de Amblés al fondo
Avanzando por un gran aparcamiento (esta zona recibe el nombre de Atrio de San Isidro porque aquí se situaba una ermita románica de esta advocación), apreciamos la Puerta de la Malaventura, de la Mala Dicha o, más popularmente, Arco de los Gitanos, un sencillo arco, el único acceso sólo peatonal de todo el recinto.
Por su parte, la Puerta de la Santa o de Montenegro si cuenta con dos torreones cuadrangulares que la delimitan. La corona un pequeño matacán. Recibe su nombre porque conduce al Convento de la Santa, complejo monacal construido sobre el emplazamiento de la que fuera casa natal de Santa Teresa.
A la izquierda, aprecias una galería porticada que corresponde al Palacio de Blasco Núñez Vela, actual Audiencia Provincial y escenario de una trágica historia de amor (ver apartado Leyendas).
Arco de la Malaventura |
Ortofoto del Arco de la Malaventura |
La totalidad de este tramo meridional aún no es visitable desde el adarve. Hacia el interior, la pendiente pronunciada que existe en el primer segmento de este tramo hace que las edificaciones se alejasen considerablemente de la base de la muralla por lo que podemos ir recorriendo sus inmediaciones sin mayor problema hasta llegar a las grandes casonas que se adosan ya cerca de la Audiencia Provincial.
Tramo VI. El Paseo del Rastro
Desde la Puerta de Montenegro se considera que inicia el Paseo del Rastro aunque es desde la Puerta del Rastro donde el espacio está peatonalizado.
Paseo del Rastro
A medida que ascendemos, dejamos a la derecha el moderno edificio del Centro de Interpretación de la Mística, único en su género para explicar el fenómeno místico. Y un poco más adelante, el Jardín del Rastro desde el que se tiene una excelente panorámica del Valle de Amblés y de las sierras que lo circundan.
La Puerta del Rastro, de origen medieval, fue muy modificada con una reforma en el S.XVI que la dotó del gran arco carpanel que la caracteriza actualmente. Además se añadió la galería corrida perteneciente al Palacio de los Dávila que se adosa desde el interior a la cerca.
Ortofoto de la Puerta del Rastro
Desde la Puerta, se inicia un agradable paseo con la muralla a un lado y con la vista del valle al opuesto. El gran palacio episcopal, actual sede del Obispado, ocupa al interior buena parte del espacio físico y varios de sus volúmenes sobresalen o se han integrado en la cerca defensiva destacando una pequeña garita circular. El último tramo de este sector, entre los cubos 78 y 80 y hacia el interior, estuvo ocupado por el Alcázar, demolido a principios de siglo.
Palacio Episcopal y Paseo del Rastro
Hacia el interior, es constante la sucesión de recintos palaciegos prueba de que se trataba de una zona en la que se concentraba el poder civil y militar al residir allí los nobles más importantes, también muy próxima al eje del poder eclesiástico (Catedral, Obispado, etc.).
Tramo VII. Entre el Cubo del Espina y la Catedral
El gran volumen del Alcázar o acuartelamiento principal llegaba hasta la propia Puerta a la que dio nombre pero no resta huella alguna del mismo excepto un portillo que apreciamos a media altura. Al interior, en lo que era su antigua planta, hoy se extiende un gran espacio abierto ajardinado. Allí se localiza otro de los accesos al adarve para poder efectuar la visita desde su remate superior.
Arco del Alcázar con la iglesia de San Pedro del fondo
Esta puerta, que se orienta hacia la zona más llana y accesible, es la que cuenta con un aspecto más impresionante aunque, parte de su remate superior, responde a una restauración contemporánea realizada con cierta “inventiva” mientras que, a finales del S.XVI con Felipe II, también se la transformó como muestra la inscripción y escudo que corona el arco.
El que se tratara de la zona más accesible y que fuera la entrada hacia el Alcázar o gran cuartel, llevó a que se tratase de fortalecer este acceso con especial empeño: si de por sí los torreones que flanquean la puerta son impresionantes por su alzado, a todo ello se le adelantó un muro delantero o barbacana que estuvo en pie hasta principios de siglo. Se trataba de evitar que la maquinaria de guerra, cada vez más compleja, pudiera acceder a la base de la muralla.
Ortofoto de la Puerta del Alcázar
Cuando la muralla dejó de ser útil, a la puerta se adosaron edificios de viviendas de varios pisos hasta casi mimetizarla mientras que el edificio de la antigua Alhóndiga hacía lo propio con la barbacana. Se fueron demoliendo en varias fases hasta dotar a la zona del aspecto actual, orientado hacia la plaza, popularmente conocida como El Grande (por oposición a El Chico, la Plaza del Ayuntamiento de menores dimensiones). Hacia el interior de la Puerta, se localiza uno de los accesos para la visita por el adarve.
En el interior del Torreón del Homenaje, que distingues por estar dotado de un gran voladizo de piedra, se ha habilitado una zona multimedia en la que poder contemplar unos amenos documentales referidos a la muralla y su construcción.
Proyecciones en el interior del Torreón del Homenaje
La sucesión de torreones, paralela a la Calle de San Segundo y con un jardín en su base, nos conduce hasta el Cimorro de la catedral, con una vista excelente de la cabecera de la seo y punto de partida de esta ruta por el perímetro de la muralla.
El adarve con El Grande a la derecha y la Catedral a la izquierda
Todas las fotografías incluidas en este recorrido son obra de David Castro excepto mención expresa